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canasto de gatos

telonear la gran mentira

martes, abril 25, 2006


Estoy de vuelta. Más de un mes sin escribir y casi cuatro meses fuera de mi lugar de residencia, bastante bien vividos. Nuevos socios del blog están apuntados en la barra del lado derecho. Hechas las puntualizaciones, me largo.

Rolling Stone Chile:

Faltó para ser Gardel

Casi paralelamente a mi ingreso a la carrera de periodismo, comencé a deslumbrarme con la pluma de exponentes del oficio nacidos, criados y radicados en Argentina. Pasado el colador amargo de tener que ver bombardeada la que entonces era la señal de MTV para toda sudamérica por tipos del vecino país especialmente "pencas" y torpes para la comunicación televisiva, opté por leer. Página12 y El Clarín, gracias a la red, hicieron de mis delicias por allá por el 2000.

Un año más tarde, empezó a llegar a Chile una versión en español de la legendaria revista, contracultural según sus fundadores, musical y hasta cierto punto trangresora según yo, Rolling Stone, hecha ¡oh, sorpresa!, en Argentina, que en periodismo nos da cancha, tiro y lado para dolor de los chauvinistas. Via X, empresa encargada de traerla, metía de contrabando una que otra nota sobre música hecha en Chile para poder promocionar acá el producto, con pequeñas inserciones, mientras Spinetta, Charly, Attaque 77 o Los Caballeros de la Quema se llevaban buena parte del texto interior.

Cuento corto, Via X hizo finalmente una versión made in Chile de la publicación, que duró hasta mediados de 2004 y que no pude leer ni seguir in extenso, pero que en sus poco más de dos años de vida, agotó todo nuestro mundillo musical poniendo en portada a Álvaro Henríquez un par de veces, a Lucybell, Chancho en Piedra y a los conductores de CQC, en una maniobra publicitaria impresentable ( Edu Comunicaciones, dueño de Via X y R&S Chile, realizaba CQC para nuestro país en aquél entonces).

Esa versión nacional gozaba de buena salud hasta que fue desparaeciendo de a poco y a ceder terreno a su matriz bonaerense, hecha por el diario La Nación. Más allá de tener que leer modismos tipo "enchufáte con Los Redondos de Ricota", mientras llegó texto íntegramente argentino, no había motivo para quejarse. Querámoslo o no, y de forma muy triste, nuestros vecinos viven una realidad social difícil, caótica y efervescente, pero alimentadora para un buen periodismo. Los casos de la desaparecida Marita Verón, secuestrada por una red de esclavitud para la prostitución, el del del niño que por recoger basura terminó aplastado por una montaña de ésta en un vertedero (como reflejo del punto al que llega la pobreza y la impunidad estatal) y el relato sucesivo de la tragedia de la discotheque Cromañón, se situaban a un nivel de pluma, desparpajo e impacto al que ni Plan B ni La Nación Domingo en sus mejores tiempos pudieron alcanzar.

A fines del año pasado, un conocido me dijo que la licencia Rolling Stone Chile había sido vendida nuevamente, esta vez, al grupo El Mercurio. No alcancé a temer lo que me temía ( y que luego se confirmó), cuando me dijo que la portada del primer número sería una entrevista a Benjamín Vicuña. Nada más alejado del molde estadounidense de la publicación. Me imaginé a Lester Bangs y a los mentores de la revista retorciéndose en sus escritorios.

El cuento no se trataba de que fuera o no Benjamín Vicuña (actores han desfilado por las páginas de R&S), sino, ¿qué-chucha-nos-iba-a-contar-de-nuevo-este-huevón? ¿lo bien que estaba con Pampita? ¿mostraría las ecografías de su hijo en camino? ¿se dejaría mimar por la periodista encargada de entrevistarlo? ¿repetiría su comentario oportunista diciendo que encontraba rica a nuestra actual presidenta?. No pasaba nada.

Ahí empezaron mis dudas sobre si iba a comprar o no esta revista que estaba coleccionando. Conseguirme la versión che desde acá hubiese sido una paja. Lo mejor sería esperar a que salga y por último, perder parte de los $2500 pesos en favor de leer los textos de Pablo Plotkin, Fernando Sánchez y Austin Scaggs.

Y sucedió lo que me temía, pese a que el primer número, de enero de este año, traía en portada a Chancho en Piedra y no a Vicuña. Al menos, estos tipos tenían un disco nuevo para justificar la nota central. Pero en las páginas interiores me encontré con gran parte del establishment periodístico trasnochado de ese bodrio denominado Zona de Contacto (también del decano), escribiendo bastante mejor, pero imponiendo el mismo discurso de antaño: anacronía y compadrazgo. Cualquier tipo con la venia de la "crítica especializada" ha desfilado en las ediciones de los últimos 5 meses, inflados algunos hasta la saciedad.

¿Es que no ha aparecido ningún periodista joven y canchero en las letras como para rescatarnos del discurso editorial de Iván Valenzuela? ¿Pablo Márquez, Francisco Ortega y compañía son los únicos delfines posibles de este jeans a la moda que se calzó El Mercurio? Apuntemos que el plantel lo completan algunos que, personalmente, respeto más, como Federico Willoughby y Patricio Jara, sin desmerecer a los anteriores, pero creo que hace bastante rato, un grupo se adueña de los espacios de este periodismo aparentemente fresco y joven, y te los puedes topar de la revista del cable en adelante.

Ejemplifico:

En la edición de marzo aparece una entrevista a Sebastián Silva, según la revista uno de aquellos que "chutean el córner y saltan a cabecearlo". Ilustrador, músico y con pretensiones de estrenar una película, este tipo se ganó, todavía no sabemos si mal o bien, una entrevista a tres páginas para hablar de material que el común de los mortales no tenemos dónde conseguir (pobrecitos nosotros). Nos perderemos a su banda Comunidad de Hermanos Contemplativos, sus animaciones y su experiencia con las máquinas y secuenciadores. ¿Nos están vendiendo humo? tengo la seria sospecha de que sí, sobretodo cuando nuestros periodistas nos hablan de este "incontinente creativo" sin dejarnos la posibilidad de comprobarlo nosotros mismos, ni siquiera en algún rincón de la red donde este genio nos dé la posibilidad de gozar de su talento.

No me tomen a mal. Capaz, el tipo es talentoso. Pero pienso que un tipo igual de nuevo para el público, como Gepe, merece un espacio similar y un trato no tan contemplativo, porque se la puede solito. La misma extensión podría haber ocupado el ex Tiro de Gracia Zaturno, que, pese a cualquier cuestionamiento, tiene un recorrido dentro de nuestra escena popular juvenil reciente.

El segundo ejemplo es más subjetivo. Tras entrevistar en el primer número al chico hot de los futbolistas de ese momento, el delantero chileno de Racing José Luis Villanueva sobre sus gustos musicales, más tarde nuestros amigos rollingstonitoschilensis mostraron la hilacha entrevistando al actor Gastón Pauls. Cuando Pauls dice "estoy de mal humor porque ayer domingo perdió Boca", el periodista agrega con desparpajo "no nos olvidemos de que es argentino". Sí, nuestros vecinos son mucho más hinchas que nosotros, pero para escribir sobre Pauls, dibujando el aura de chico cool sobre él, parece ser un recurso más para marcar cierto esnobismo: si un actor chileno está triste porque perdió Colo Colo, tiene un póster del plantel del `91 en su pieza, o del equipo 94-95 de la "U", sería un detalle pintoresco al borde de la chulería.

Y me atrevo a decir lo anterior, gracias a que en el número de abril, una periodista llamada Marcela Quiroz, escribe con singular torpeza sobre el fútbol femenino, ese bichito raro salido del bicho chulo futbolense. La entrevistada es Isabel Berríos, primera entrenadora de fútbol titulada en Chile tras cursar la carrera en el Instituto Nacional del Fútbol (INAF), quien "tiene frescos los recuerdos (...) de estadios llenos" - cuando bien sabemos que ni el fútbol masculino llena estadios hoy día en Chile. Imagínense las mujeres hace 15 años-. Junto con eso, me quedé mirando de reojo las páginas cuando escribió "los abultados sueldos que reciben los hombres en Chile", cuando para desengañarse de esa afirmación, basta darse la molestia de hablar con cualquier hincha medianamente informado, y enterarse de que hoy en día los sueldos se pagan tarde y mal, a diferencia de mediados de los 90, cuando las estrellas criollas sí cobraban de a 10 o 20 palos ¿o acaso no eran los ex jugadores de Colo Colo un grupo poderoso dentro de los acreedores tras la quiebra?.

Seamos justos: la edición argentina también traía su rincón cochino, sección llamada "Genios y Figuras", donde el star system trasandino posaba para los lentes en la página social de R&S. Me importaba un huevo cuando no conocía a los actores argentinos o a los conductores de algún programa matinal. Pasaba de largo. Pero ahora que la sección fue clonada para nuestra "realidad", no me extrañaría que los "che" se hubiesen fastidiado de ver personajes como los que aparecen acá, tipo hermanitas Prieto en un lanzamiento cinematográfico, Sergio lagos haciéndose el borracho para la cámara o Juanito Yarur de la mano de una periodista.

De todas maneras, creo que el saldo es positivo sumando y restando los reportajes envasados desde fuera del país. Tampoco es que "toooooooodas" las notas hechas en Chile sean malas, pero es la propuesta editorial de fondo lo cuestionable. Hay textos absolutamente recomendables, que me encantaría linkear, pero la página www.rollingstonela.com sólo trae fragmentos de éstas. Si pueden, lean la entrevista a los Fiskales ad-hoc y al dibujante Hervi, por los 100 años del cómic en Chile, en la edición de marzo. Más notable es la crónica sobre la polémica "Pitéate un flaite" escrita por Patricio Jara en febrero, y la entrevista al que considero uno de los mejores músicos latinoamericanos y una de las mentes más lúcidas de nuestro lado del mundo: Gustavo Santaolalla.

Las dos lucas 500 siguen valiendo ser gastadas. Pero no vaya a ser que algún actor hot chileno o extranjero vaya a ser llevado en portada cuando no tenga más que contar lo mucho que quiere a su mina, cuyas curvas ya hayan sido archirecorridas en las páginas de LUN o La Cuarta. No, gracias. Porque al menos, LUN y La Cuarta se leen gratis por internet.
posted by Bic desangrado, 3:42 a. m. | link | 8 comments |