canasto de gatos

Poco que decir hay en días como los últimos. Sobretodo cuando uno se ve sobrepasado por tonterías que, quiero creer, en épocas normales no sumarían masa moldeable para una ola que en este minuto me tiene un poco atragantado con demasiadas cosas que decir y muy pocas para contar.

Sobre tener cosas que decir, también podría irme por un embudo pensando en que no es así, y que en realidad sólo hago el esfuerzo por tener algún tema sobre el cual yo pueda contar algo particular. No sé si tenga tema.Pero el atragantamiento se mantiene.

Entre las cosas que me han ocupado:

- Este mes me he topado con bastantes notas sobre James Brown en los medios. Varias hacen alusión a la incombustible llama de cadencia que sale de todos sus álbumes antiguos, y de la soberbia y elegancia de los shows que lo hacen rodar por el mundo actualmente (aún lamento no haber tenido plata para ir a verlo a Viña el año pasado, donde dejó a todos colgados por no haber tocado “I feel good”). Soberbia porque se comporta como un verdadero viejo cabrón (lo es, vaya a saber uno si son resabios de su época de proxeneta en Georgia) para manejar los hilos de una banda gigante, cuyos miembros saben de memoria que dentro del tipo de setenta y todos vestido de lentejuelas, se esconde el fácilmente irascible carácter de un músico superlativo con miedo a quedarse solo; y manejan de sobra también que el haber sido abandonado al nacer, haber nacido negro, crecido como un ladrón, ser músico a hurtadillas, luego una megaestrella, después un marido maltratador y haber cerrado la década de los `80 en la cárcel, hay impresentables razones de sobra para cuidarse las espaldas siempre.

Aquí hay algo sobre el Señor Dinamita: http://www.lnd.cl/prontus_noticias/site/artic/20060902/pags/20060902210026.html

- Leí también un artículo de Iván Valenzuela en Rolling Stone, sobre la llamada “meritocracia”. Según el texto, no es verdad que la universidad sea el camino al éxito: se trata sólo de una buena campaña publicitaria que nos quiere hacer creer que puede ser, porque todos tenemos algún ejemplo cercano. Sólo podremos ser, con suerte, algo más que nuestros padres. El que quiere ser ministro, diputado o senador, que se vaya preparando para una pelea perdida o para resignarse. ¿Movilidad social? No. Nuestros parlamentarios, en gran porcentaje, salieron de donde vienen las mentes bullentes de nuestro país. Universidad de Chile o Católica, con largas estadías en colegios particulares. En su mayoría, con un apellido europeo no español.

¿Qué tiene de nuevo todo esto? Nada pero me entretuve leyéndolo, tal vez, porque esperaba menos del mentado Valenzuela. Si quieren leer la entrada del texto, click en http://www.rollingstonela.com/notaMostrar_ch.asp?nota_id=841571

- Cuando chico, admiraba a Claudio Borghi. Ahora también, e incluso me he reído los últimos nueve meses oyendo lo que dice desde la sala de conferencias del Estadio Monumental. Pero la admiración está pasando a ser envidia. Y no es porque haya sido un futbolista campeón del mundo, por haber hecho todas las confituras que un jugador frustrado quisiese hacer con una pelota, ni porque haya sido jugador y hoy entrene a Colo Colo. No contento con eso, tiene a todos los diarios y noticieros encima de él atentos a su adicción al tabaco. Es porque fuma lo mismo que yo, y a diferencia mía, tiene a gente preocupada de eso, le va bien y no tiene un problema gástrico que le recuerde a cada rato que los cigarros le hacen pésimo. Y encima de todo, quince años más tarde, vengo a saber que en los entretiempos de partido, se escondía para tomar café ( mi otro vicio) y prender un pucho antes de volver a la cancha. Injusticia.

PD: Datéenme de buenos blogs para leer. Ando en busca de aquello. Y para que un amigo no vuelva a sentirse porque no está en los links de este espacio ( porque actualiza poco y nada), visiten http://zapatillasgastadas.blogspot.com


Dj Concertina regresa con el siguiente audio, para hacer menos latera la lectura...


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Y este corre por cuenta mía


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