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canasto de gatos

telonear la gran mentira

miércoles, agosto 09, 2006

Esta entrevista, que me pertenece, apareció en la edición de julio de revista valdiviana Región 14. Por razones de espacio, apareció reducida, al punto que el entrevistado, en parte, se disgustó. Para hacer justicia con él, acá va publicada casi íntegramente, en una versión que sigue siendo "jibarizada", ya que nuestra conversación duró más de tres horas.

Germán Arestizábal, uno de los dibujantes más renombrados de todo el terruño chilensis, fue para mí, desde pequeño, un personaje misterioso; no por qué y cómo dibujaba (eso sería un misterio tardío), sino porque solía frecuentar un bar situado frente a mi casa, en Castro, a un costado del centro cultural en el cual él solía exponer. Un hombre de barba, bototos con cordones verdes fosforescentes, abrigo largo y, circunstancialmente, con un loro en el hombro, paseaba y escondía detrás del cigarro y la copa la entrañabilidad de aquellos que poseen gran sutileza mental, y que te sobrepasan cuando pretendes plasmar una conversación con ellos en algo, a la postre, tan nimio como una revista.



“Valdivia y su tos”


No es el río, ni las aspiraciones de capital regional de nuestra ciudad, las que ligan a Germán Arestizábal con este terruño. Movimientos convulsivos, resabios de su época de fumador y acentuados por el frío local, son, según el dibujante y arquitecto, su característica más valdiviana. Reacio a hablar de sí mismo, nos contó historias en las que se ve involucrado tangencialmente, mientras el Chavo del Ocho, Jorge Ojeda y Carlos Gardel, salen al baile en medio de la decrepitud de un hospital.




En algún poblado mexicano, cercano a Chiapas, durante la lucha revolucionaria de principios del siglo pasado, nació un niño con un lunar en una nalga, el que según los presentes, era el vivo retrato del rostro de Cristo.
Guadalupe Posada, dibujante del periódico “El Revolucionario” e ilustrador de viñetas satíricas, debió partir hasta la casa del recién nacido y arreglárselas para reproducir a lápiz y luego imprimir en papel el lunar del pequeño.
Palabras más o menos, así introduce la conversación Germán Arestizábal antes de mostrar la caricatura que hizo de su fallecido amigo, el poeta y cuentista Jorge Ojeda. Emulando las técnicas de Posada, reprodujo esa “forma esperpéntica de caminar que tenía en los últimos días. Se apoyaba en dos bastones, y avanzaba con la espalda arqueada y la pera hacia delante. Tal como tú ves aquí. Y mantenía ese peinado gardeliano”, dice indica con los dedos el por qué de cada detalle del dibujo.
“Este dibujo es un “In memoria”, sin “m” final, sin esa pomposidad que buscan algunos con el latín. Un “In memoria” no como el de los diarios, porque del diario se acordaron de Jorge recién cuando estuvo enfermo y falleció; ahí vinieron a preguntarme por él”
Agrega con picardía que su gran amigo “en realidad, nunca fue remero, eso es un mito. Nunca. Fue siempre timonel y dirigía a los demás a chuchada limpia. Él no se movía más que eso”.
“Ya me largué”, dice sonriendo y dando el pase para iniciar la entrevista.

Licencia de conflictivo

Germán Arestizábal nació en Santiago hace 63 años, y tras crecer en Osorno, estudiar arquitectura y hacer clases en Valparaíso, Costa Rica y El Salvador, volvió a Chile y antes de instalarse en Valdivia, en 1994 (“por ninguna razón especial”, según confiesa”), vivió en Castro y Santiago entre los `80 y los primeros `90.
Por todos esos lugares esparció su colorida obra, en base a lápices de colores y tinta china, en la que perfectamente pueden convivir un automóvil Crysler de 1950 y unas hermosas piernas de mujer sin torso, o el Gato Félix, o Juan Charrasqueao. O Gardel. O el rostro del Chavo del 8, perpeplejo ante la llegada a la sala del profesor Jirafales.

“Los perros y el destino te esperan”, dice al pie del dibujo en homenaje a Jorge Ojeda. Este es uno más de la serie “De hospitales”, lugares donde Germán Arestizábal sacó “licencia de conflictivo”.

“Un día partí a la posta, a sacarme una muela, y me pareció increíble la aparente indolencia en la que tienen que moverse los funcionarios de un hospital, la miseria humana en que viven ellos, que tienen que adoptar esa conducta, y nosotros, que al llegar ahí, nos sentimos pésimo”

“Años antes, tuve que operarme de una hernia. Esa vez me gané la fama de conflictivo, por mandarlos mucho a la chucha. Nada funcionaba; para pararte a ir al baño, a duras penas, tienes que ir con el suero puesto en la única parte de la vena que no te han perforado. Encima, las rueditas de la famosa bomba no andan. Faltan camas para los que vienen después. El baño está sucio. Ahí me di cuenta de que nada había cambiado en años, por mucho que en la tele dijeran lo contrario”.

Antes de largar esa última oración, se ríe, y estira su brazo para mostrarme el diario. “Pepe Donoso decía que lo único que nunca, pero nunca cambiaría en Chile, serían las páginas sociales de El Mercurio”.

Muestra la portada del suplemento Artes y Letras, donde sale Raúl Zurita “marquetéandose” y haciendo gala de la pomposidad que a Arestizábal le carga. Eso, justo antes de hacer una pausa casi litúrgica dentro de la conversación para escuchar una canción de la cantante de bossa nova Maissa Materazzo.

Es el hospital del Chavo…

Noviembre de 2000: Germán Arestizábal acumula cerca de 40 exposiciones colectivas y decenas de muestras individuales, además del libro recopilatorio de su obra denominado “20 años de circo”. Sin embargo, la salud nuevamente le hizo una gambeta para volver donde un viejo conocido: el hospital.

Tres nuevas intervenciones quirúrgicas en diez días y el consiguiente reposo, no consiguieron dejarlo inmóvil. Mientras rengueaba contra el servicio público, se dio maña para ver en televisión todos los capítulos posibles de “El Chavo del 8”, el que hasta hoy sigue pese a los cambios de horario.

En 2001 dijo que “la vecindad está llena de lo que Vinicius de Moraes llama gente humilde de una belleza que es pura verdad, pero que no todos pueden ver”. ¿El resultado de la afición a las cachetadas y las rentas impagas? 15 dibujos del tamaño de un televisor de 20 pulgadas que fueron exhibidos gracias al Fondart en la Sala Amigos del Arte de Santiago bajo el nombre de “Tenía que ser el Chavo del 8”.

“Me parece hermoso que pasados 30 años aún podamos disfrutar de este humor tan completo, tan madurito. Por ejemplo, en el dibujo que está ahí – indica la pared-, está la clásica escena en que la Chilindrina anuncia al profesor como en el cuento de Pedrito y el lobo, y cuando Longaniza finalmente llega encuentra todo en desorden. Ahí está retratada la perplejidad del Chavo y sus amigos”. Recuerda además que en ese capítulo, Don Ramón termina sentado en un banco de la sala aprendiendo con los demás.

“La realidad de la vecindad es muy cercana a los antiguos cités de Santiago o Valparaíso, pero no dista de tanto de los barrios de hoy, donde el Chavo del 8 perfectamente podría estar viviendo.

Cuenta que ha visto todas las entrevistas que le han hecho en Chile a Roberto Gómez Bolaños en el último tiempo. Responde que no conoce al jugador de fútbol que celebra sus goles con la camiseta del Chapulín o con el sombrero de Don Ramón. Pero a despecho de Chamagol González, como buen tanguero romántico, recuerda textual una confesión de Florinda Meza: “El primer beso que le di a Roberto, fue en el Estadio Nacional de Chile, en una gira”.

Otro repentino ataque de tos pone la tercera pausa y final de nuestra conversación. Mientras se arregla la bufanda, el pintor dice “no creas que la uso por mera coquetería. No puedo despegarme de ella para no dañarme más la garganta”. Echamos un vistazo a los recortes de prensa que guarda en una carpeta. Me entrega también una copia del cuadro del Chavo que tiene colgado en la pared de su taller.

Al salir a la calle, Arestizábal se despide afectuosamente y entra de nuevo en su casa para escapar del gélido frío reinante. También, para escapar de la tos, característica que para él, resulta más valdiviana que el propio río.



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posted by Bic desangrado, 2:18 a. m.

2 Comments:

súper buena...
Excelente entrevista....gran talento hermano...un abrazo a la distancia....ahora sí puede postear, ya que estoy tratando de subir la calidad de mis escritos, soy solo un aficionado admirador de su talento...
commented by Blogger David Muñoz, 5:40 p. m.  

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